La respuesta a esta pregunta parece facil. Cuando vemos a una niña acunando cariñosamente su muñeca, a otro modelando figuras en plastilina, a un grupo de niños en grupo o a un niño que salta repetidas veces desde el mismo escalón, sabemos que están jugando, pese a que la conducta es muy similar a la realidad "en serio". ¿Cómo sabemos que lo que realizan es un juego?
Con el juego no vale jugar: es un asunto muy serio. Porque por medio del juego, el niño explora e interpreta el mundo que le rodea. Mientras juega se conoce a sí mismo y la manera de relacionarse con el entorno. Gracias al juego, el niño se expresa y experimenta sin desorganizarse, porque en el juego puede avanzar pausadamente, teniendo el control de la situación. Es algo más que una actividad trivial, secudaria, un pasatiempo.
Podríamos decir que el juego es la forma que tiene el niño de conocer el mundo que le rodea y de conocerse a sí mismo, y la manera peculiar que tiene de relacionarse con este mundo. De esta noción se desprende que el juego es un método por excenlencia que poseen los humanos para aprender y conocer. Y digo humanos porque incluye tanto al niño desde que nace y mientras crece como al científico que juega (experimienta) con las variables para descubrir nuevos espacios, ocultos a su conocimiento. Y con el producto de esta actividad, el investigador, experiencias en el futuro, fuera del "laboratorio", en la realidad cotidiana, y fuera de la infancia, en la vida adulta.
Por tanto, a cualquier edad, el juego es una actividad básica, necesaria e importante, que aporta beneficios y progreso.
Una de las mejores contestaciones a la pregunta, a mi parecer, la dio un niño de educacion infantil que contesto: -"Jugar es jugar"-. Esa evidencia la manifestaba no solo en la respuesta sino también en lo directo y serio que contestó a la pregunta del adulto; para el niño "jugar" lo iba a ser todo en su vida, sería como la necesidad de comer, el respirar o el dormir.
El niño o la niña juegan simplemente porque son niños, ellos crean un mundo imaginario hecho a su medida a través del juego. Mediante el juego, conquista su autonomía adquiere esquemas de conductas prácticas y mentales, que le servirán más tarde para su actividad de estudio y de trabajo y sobre todo para socializarse.
Jugar es la principal actividad de la infancia. Responde a la necesidad de niños y niñas de mirar, tocar, curiosear, experimentar, descubrir, soñar... Jugar es un impulso.